◊ Elige un momento en el que puedas estar a solas sin que nadie te moleste, incluido teléfono. Apaga toda distracción.
◊ Siéntate o túmbate. Puedes estar en tu lugar habitual de meditación, en la cama, o en el sofá, donde te sientas cómodo y puedas relajarte.
◊ Coloca tus manos en tu pecho, en tu plexo solar o bien en tu vientre, lo que tu consideres tu centro.
◊ Conecta con tu respiración, y poco a poco ve haciéndola más suave, lenta y profunda.
◊ Cuando te sientas más o menos relajado pregúntate: “¿Cómo me siento?” (Solo observa)
◊ Observa lo que surge. A lo que surja, pregúntate: “¿Es este sentimiento mío?”
◊ Si sientes que no es algo tuyo y que ha surgido porque te has contagiado con la energía de algo externo, inhala, y al exhalar, suéltalo.
◊ De nuevo pregúntate: ¿Cómo me siento?
◊ Vuelve a preguntar si es tuyo. Si no es tuyo, vuelve a respirar y a soltar.
◊ Deja poco a poco afuera todas aquellas energías que no sientas como tuyas, intenta distinguir si te sientes bien por una situación o si el sentimiento viene de ti.
◊ Cuando por fin llegues a lo que sí viene de tu centro. Siéntelo y sujétalo con tus manos.